La Plaza de Armas es el corazón de Cusco. Y también lo fue en sus orígenes, cuando la ciudad fue fundada por Manco Capac. En ese entonces su nombre era Huacaypata y desde allí partían los caminos hacia las cuatro regiones del Tahuantinsuyo.
Cuando fue creada, esta plaza era mucho más grande que en la actualidad. Después de la conquista española, época en que se construyeron mansiones coloniales sobre parte de la plaza, quedó reducida en tamaño y dividida en tres partes: la actual Plaza de Armas, la Plaza del Regocijo (Cusipata) y la Plazoleta de la Merced.
En tiempos del Imperio esta plaza era el escenario de las celebraciones populares y religiosas, como el Inti Raymi, en honor del dios Sol, que se celebraba en el año nuevo solar, el 24 de junio. Si visitas Cusco en esa época, no dejes de asistir a la procesión que comienza en Sacsayhuamán y culmina en Qoricancha. Esta fiesta fue suprimida por los españoles pero no olvidada. A mediados del siglo XX comenzó a realizarse nuevamente, aunque más como una representación de la ceremonia original.
También fue escenario de trágicos hechos históricos, como la ejecución de Condorcanqui, Tupac Amaru II, en 1780.
Además de la Catedral y la Iglesia de la Compañía de Jesús, alrededor de la Plaza de Armas también están el Museo de Arte Religioso y el Convento e Iglesia de La Merced. A sólo una manzana se encuentra el muy interesante Museo Inca.
CATEDRAL DE CUSCO
Está al noroeste de la Plaza de Armas y es uno de los edificios que muestra esta fusión entre la arquitectura incaica y la colonial. Se trata de un conjunto arquitectónico formado por la Catedral Basílica de la Virgen de la Asunción, la Iglesia del Triunfo y la Iglesia de la Sagrada Familia. A estas últimas se puede acceder desde el interior de la Catedral.
Construcción de la Catedral
En 1534 comenzó la construcción de la primera catedral, en el lugar llamado Sunturhuasi. Como el espacio resultó insuficiente, este edificio pasó a ser el hoy llamado Templo del Triunfo. Recibió este nombre porque celebraba el triunfo de los españoles sobre Manco Capac.
En 1541 se decidió levantar la Catedral en Cusipata, pero este emplazamiento tampoco fue el definitivo. En 1552 se decidió construir la Catedral en el predio del palacio de Huiracocha. La construcción comenzó en 1559 pero no fue terminada hasta 1669, en gran parte debido a dificultades de financiación.
Parte de los bloques de granito rojo usados para levantar la Catedral, de estilo renacentista, provenían de la fortaleza de Sacsayhuamán. En el interior de esta enorme iglesia, de 24 bóvedas, hay once capillas, una sala capitular y la sacristía.
Interior de la Catedral
El interior presenta una mezcla de estilos barroco, gótico tardío y plateresco. Sin duda, lo que más impresiona en la decoración de la Catedral son las tallas en madera, especialmente las del púlpito y el coro bajo.
El altar mayor, que fue construido entre 1792 y 1803, está íntegramente cubierto de láminas de plata procedentes de las minas de Santo Tomás.
Entre las capillas, cerradas con rejas al estilo barroco, las más destacadas son la del Señor de los Temblores, la de la Virgen de los Remedios, la de la Virgen Inmaculada, patrona de la ciudad, y la «capilla de la platería», donde se exhibe parte del Tesoro de la Catedral.
El espacio más lujoso es la sacristía, decorada con pinturas de la Escuela Cuzqueña, tallas en madera y muebles de los siglos XVII y XVIII.
IGLESIA DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
Esta iglesia jesuita se alza en la Plaza de Armas, junto a la Catedral. El predio donde se construyó era el del palacio del Inca Huayna Capac. La primera fundación fue en 1571, pero la construcción de la iglesia que hoy vemos se realizó entre 1654 y 1671.
Su ubicación nos da una idea del poder que tenía la orden en la región, a pesar de haber sido una de las últimas en llegar a Cusco.
Está considerada una de las iglesias barrocas más bellas de Perú. La fachada principal, decorada con profusos bajorrelieves, tiene dos torres a los lados, cada una de ellas rematada por una pequeña cúpula. La cúpula principal está íntegramente cubierta con ladrillos esmaltados.
Se dice que, en el momento de su construcción, esta iglesia era más alta que la Catedral, lo que provocó la ira del Arzobispo. Finalmente, los jesuitas debieron renunciar a sus pretensiones y hacerla más baja que la Catedral.
En el interior, de una única e imponente nave, destacan el altar mayor, tallado en madera y con cubierta de hojas de oro, el púlpito dorado y los cuatro altares de cedro a los lados del altar mayor, tres de los cuales también fueron cubiertos de oro.